La mayor parte del asesoramiento financiero se centra en maximizar las contribuciones al plan 401(k), lo cual es sensato: estas cuentas ofrecen exenciones fiscales iniciales y una posible contrapartida del empleador. Sin embargo, las personas con un alto patrimonio neto no se detienen ahí. Emplean una estrategia de tres pasos para reducir aún más su carga fiscal y obtener más control sobre sus fondos de jubilación. No se trata de evitar impuestos por completo, sino de minimizarlos legalmente a través de una gestión estratégica de cuentas.

Paso 1: Maximizar las contribuciones al 401(k) para una desgravación fiscal inmediata

El primer paso es sencillo: contribuya con la cantidad máxima al plan 401(k) de su empleador. Esto reduce su ingreso imponible para el año en curso. Por ejemplo, alguien que gana $150,000 y aporta el máximo de $23,500 reduce su ingreso imponible a $126,500. Si bien es posible que esto no cambie su categoría impositiva, reduce su obligación tributaria inmediata en aproximadamente $5,640. Esta es una estrategia bien conocida, pero la verdadera ventaja viene con lo que sigue.

Paso 2: Pase a una cuenta IRA tradicional para tener un mayor control

Una vez que deja su trabajo o llega a la jubilación, muchos transfieren sus fondos 401(k) a una IRA tradicional. Si bien ambos difieren los impuestos sobre las contribuciones, las IRA ofrecen más flexibilidad. Los planes 401(k) limitan las opciones de inversión a las ofrecidas por el empleador. Las IRA tradicionales permiten el acceso a una gama más amplia de inversiones, incluidas acciones, bonos y bienes raíces individuales, lo que le brinda un mayor control sobre la construcción de la cartera.

Fundamentalmente, los planes 401(k) vienen con tarifas de gestión (índices de gastos) que erosionan los rendimientos. Las IRA tradicionales, especialmente aquellas con proveedores de bajo costo, pueden reducir significativamente estas tarifas. No se trata de evadir impuestos; se trata de maximizar la rentabilidad minimizando los gastos. Es importante destacar que los fondos de transferencia no están sujetos a los mismos límites de contribución anual que las contribuciones IRA regulares.

Paso 3: Convierta estratégicamente a una IRA Roth con el tiempo

El último paso, y la clave para la optimización fiscal a largo plazo, es convertir fondos de una IRA tradicional a una Roth IRA. Las cuentas Roth IRA no ofrecen deducciones fiscales por adelantado, pero los retiros durante la jubilación están libres de impuestos. Esto significa que todas las ganancias futuras crecen sin implicaciones fiscales.

La decisión inteligente es convertir fondos en cantidades más pequeñas durante varios años, idealmente durante períodos de bajos ingresos. Esto minimiza el impacto fiscal sobre el monto convertido, ya que las conversiones se gravan como ingresos ordinarios en el año en que ocurren. Al cronometrar estas conversiones, las personas con mayores ingresos pueden proteger eficazmente una riqueza significativa de impuestos futuros.

El objetivo no es evitar impuestos por completo, sino minimizarlos legalmente mediante la gestión estratégica de las cuentas de jubilación a lo largo del tiempo.

Este proceso de tres pasos no se trata de lagunas jurídicas; se trata de comprender cómo funcionan las cuentas de jubilación y explotarlas para reducir la carga fiscal general y maximizar al mismo tiempo el crecimiento a largo plazo. Requiere planificación y disciplina, pero las recompensas (una mayor flexibilidad financiera durante la jubilación) son sustanciales.